Hoy es el aniversario de un hecho excluyente para la historia de la humanidad ocurrido en una granja de Fruita, Estados Unidos.
La prensa internacional conmemora hoy un extraño aniversario: la decapitación del pollo Mike, el animal que vivió un año y medio sin cabeza.
El hecho ocurrió el 10 de setiembre de 1945, en Fruita, Minessota, Estados Unidos., recuerda la BBC.
Ese día, los granjeros Lloyd Olsen y su esposa Clara pasaron a cuchillo el cogote de unos 50 pollos. Todos corrieron la suerte esperada, salvo el caso de Mike.
"Llegaron hasta el final y se dieron cuenta de que uno todavía seguía vivo y andaba caminando", dice el bisnieto de la pareja, Troy Waters, también agricultor de Fruita. El pollo corría y corría sin parar.
Lo dejaron por la noche en una vieja caja de manzanas y, cuando Lloyd Olsen se despertó a la mañana siguiente y fue a ver qué había pasado. "La maldita cosa seguía viva", dice Waters.
El "milagro" corrió como reguero de pólvora y salió en la prensa local. Dos semanas más tarde llegó al lugar un promotor de espectáculos llamado Hope Wade, de Salt Lake City, en Utah.
Le hizo una propuesta simple: llevar el pollo al circuito de espectáculos de feria para hacer dinero.
Los Olsen estaban en la mala, así que aceptaron. La celebridad de Mike fue increíble. La Universidad de Utah realizó experiencia a partir de lo sucedido con el plumífero.
Life Magazine descubrió la historia de Mike, "el milagroso pollo sin cabeza", como tituló Hope Wade al espectáculo. Tiempo después, Lloyd, Clara y Mike partieron de gira por EE.UU.
Después de la primera gira, los Olsen llevaron a Mike a Phoenix, Arizona, donde se acabó la suerte en la primavera de 1947.
"Allí fue donde murió, en Phoenix", dice Waters, el nieto de los granjeros.
Aunque nunca como en el caso de Mike, en general es común que los pollos sigan moviéndose luego de la decapitación.
El corte desconecta el cerebro del resto del cuerpo, pero por un corto período de tiempo, los circuitos de la médula espinal contienen todavía oxígeno residual.
Sin el aporte del cerebro, estos circuitos arrancan de forma espontánea. "Las neuronas se vuelven activas, las patas empiezan a moverse", dice Tom Smulders, de la Universidad de Newcastle (Inglaterra).
Smulders explica que, como máximo, un pollo puede moverse por espacio de 15 minutos.
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