Pocos imaginaban que, desde aquel 31 de diciembre de 2019, cuando la Organización Mundial de la Salud lanzó su primer alerta sobre el COVID-19, en poco menos de 3 meses este virus seria declarado una pandemia y el mundo cambiaría tan rápido.
No soy médico y los consejos sobre cómo prevenir la enfermedad, abundan en los medios de comunicación. Sobre esto sólo voy a decir, seamos cuidadosos, no minimicemos la situación y hagamos todo de nuestra parte para prevenir la enfermedad.
Ahora bien. Necesito expresar algunos pensamientos en relación a esta situación y lo que los Adventistas del Séptimo dia vienen anunciando durante los últimos 160 años por lo menos. Que no tiene nada que ver con el coronavírus.
Reflexiones
Voy a comenzar con algunas reflexiones obvias:
La vulnerabilidad del ser humano. Es interesante como un virus de 125 nanómetros está colocando en vilo a la humanidad. No necesariamente por su letalidad y por su velocidad. Esta enfermedad está abrazando el mundo y está afectando a las personas, sin distinción de raza, credo o posición social. Personas está muriendo sin llegar a entender cómo o dónde fueron contagiadas. Nuestra fragilidad una vez más se manifiesta. El salmista nos lo recordó hace tanto tiempo de esta forma: “El hombre es semejante á la vanidad: Sus días son como la sombra que pasa.” (Salmo 144:4).
En segundo lugar, esta crisis nos muestra la vulnerabilidad de nuestros sistemas de salud, nuestros sistemas financieros, económicos, y la vulnerabilidad de nuestros gobiernos. Un artículo de Marc Bassets, del diario El Pais de España, publicado el día 7 de marzo de 2020 me hizo pensar bastante en este asunto:
“Y este virus, técnicamente SARS-Cov-2, causante de la enfermedad Covid-19, ha puesto en jaque a Gobiernos que se consideraban invulnerables y poderosos; ha gripado la máquina que hace funcionar la globalización —el comercio, los viajes, la industria—; ha colocado la economía en el momento más crítico desde la crisis financiera de 2008; ha despertado en muchos ciudadanos miedos atávicos y les ha recordado que son mortales, y empieza a alterar nuestras costumbres, posiblemente de forma duradera…Y deja a poblaciones enteras en zonas acomodadas de países desarrollados, sin memoria reciente de situaciones similares más que por alusiones literarias o fílmicas, en un estado de semiexcepción.”
La vulnerabilidad de las libertades individuales en tiempos de crisis. Sólo un ejemplo. Fue en estos dias que estaba escuchando en una radio importante a un comentarista que ponía al aire un audio que le fue enviado por alguien que vivia en Italia. En el mensaje se podia escuchar a la policia militar anunciando un toque de queda obligatorio.
El comentarista decía, “es espeluznante estar escuchando esto… las personas siendo obligadas a permanecer en casa. No hay opción”. Ahora bien, el virus se fue extendiendo, y en los gobiernos, de todo el mundo, las medidas extremas también se multiplicaron. Cerrar fronteras, prohibir la libre circulación y viajes, declarar estados de emergencia, y crear decretos de necesidad y urgencia. Todo esto para dar “súper” poderes a los gobernantes, para mantener el orden institucional, la paz y la gobernabilidad. Algo que nuestro mundo hacía bastante tiempo que no vivía, a no ser, en momentos de guerra. Claro está, que todas estas medidas tienen como fin contener la pandemia.
Otros pensamientos
Ahora bien, la lista de reflexiones sobre nuestra vulnerabilidad y la de nuestros sistemas podría seguir. Sin embargo, quiero enfatizar algunas puntos que me surgen a partir de estos pensamientos.
Primero. Crisis producen pánico generalizado. Sobre todo cuando el ser humano está expuesto a algo desconocido y amenazante. Además, y en esta situación se ve claramente, potencializada por los medios de comunicación y las redes sociales. Cuidado, quiero ser claro, no le estoy quitando gravedad al asunto. Simplemente digo que, puede ser más peligrosa una infodemia que la propia pandemia. La infodemia -tal es su nombre oficial- es una práctica que genera pánico o promueve conductas incorrectas. Acuñado por la Organización Mundial de la Salud.
La velocidad de los hechos está haciendo que además de la divulgación de la información, las personas se vean afectadas emocionalmente por los medios de comunicación creando una verdadera psicosis social.
Jesús anticipó este estado de cosas de la siguiente manera en Lucas 21:25-27:
“Entonces habrá señales… y en la tierra angustia de gentes por la confusión del sonido de la mar y de las ondas: Secándose los hombres á causa del temor y expectación de las cosas que sobrevendrán á la redondez de la tierra: porque las virtudes de los cielos serán conmovidas. ”
Por otro lado, quiero destacar algo que no puede pasar desapercibido. Los líderes también son vulnerables y en tiempos de incertidumbre se refugian en la fe, cualquiera sea ella.
Por ejemplo, me llamó la atención ver a los políticos más poderosos del mundo. Primeramente minimizaban la situación y que posteriormente se presentaron ante las cámaras completamente inseguros del futuro). Tomando decisiones externas, e inyectando sumas multimillonarias de dinero para intentar enfrentar la situación, y para hacer ver una luz de esperanza al final de túnel.
Pero qué, al final de todo, sintiendo la impotencia de las estructuras humanas, hacen llamados a la oración. Como es el caso de Donal Trump, presidente de los Estados Unidos, que además de las medidas anunciadas hizo un llamado a la sociedad América para que el domingo 14 de marzo de 2020 sea un día de oración. Sólo para que quede claro, no fue una ley dominical, como algunos piensan, pero, que deja a las claras mecanismos que podrían ser usados para una ley nacional.
Finalmente quiero destacar algo importante, y que ya mencioné anteriormente pero que vale resaltar. Es el hecho de que, en tiempos de crisis, los gobiernos toman decisiones extremas y radicales para el “bien” común, poniendo en juego la libertad individual. Por otro lado, que la sociedad en el afán de ver una solución, permite ese autoritarismo radical a los poderes gubernamentales. Es el caso de Italia, Francia, China, Estados Unidos, etc. No voy a ahondar en los detalles, porque tú estás informado también.
Déjame unir los puntos ahora.
Los Adventistas del Séptimo día creen en la segunda venida de Cristo a esta tierra, como la única solución al problema del pecado y el sufrimiento humano. En este contexto interpretamos las profecías bíblicas de Daniel y Apocalipsis tomando en consideración, que antes de que Jesús venga habrá una crisis mundial sin precedentes, debido a diferentes catástrofes naturales, biológicas y políticas que llevará a todo ser humano a un nivel de angustia también desconocido. (Mateo 24, Lucas 21, Daniel y Apocalipsis)
Ahora bien, la reflexión que me queda sobre la crisis del corona virus es la siguiente:
Esto está siendo un anticipo de lo que vendrá. El ser humano, nunca estuvo tan vulnerable como en este tiempo. Las amenazas biológicas, sociales, políticas, financieras, ecológicas y naturales están creando una conciencia social psicótica, que necesita de orden en medio del caos. La angústia y la desazón está ganando los corazones y están dejando abierta la puerta para el autoritarismo extremo donde las libertades individuales serán coartadas en nombre del orden general.
En este caso, la imposición de una fe religiosa general puede volverse un camino alternativo en la búsqueda de supervivencia de la raza humana. Apocalipsis 13 nos anticipó esto de manera clara. En el último tiempo, en un tiempo de caos universal, un poder religioso universal se unirá a un poder politico universal buscando “el bien común” para imponer un camino de autopreservación de la raza humana.
En este mismo contexto, creo que, según lo dice la Biblia, un grupo de fieles a La Palabra de Dios levantarán los diez mandamientos como la Ley eterna y vigente de Dios, donde Él pide que el sábado bíblico, como día de reposo, sea rescatado. Esta “rebeldía” de un grupo minoritaria, llevará a gobiernos a tomar decisiones extremas que van en contra de toda libertad de expresión o libertad individual.
Elena de White en el libro el Gran Conflicto lo explica de esta manera.
“Terrible será la crisis a que llegará el mundo. Unidos los poderes de la tierra para hacer la guerra a los mandamientos de Dios, decretarán que todos los hombres, “pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos” (Apocalipsis 13:16), se conformen a las costumbres de la iglesia y observen el falso día de reposo. Todos los que se nieguen a someterse serán castigados por la autoridad civil, y finalmente se decretará que son dignos de muerte. Por otra parte, la ley de Dios que impone el día de reposo del Creador exige obediencia y amenaza con la ira de Dios a los que violen sus preceptos.
Dilucidado así el asunto, cualquiera que pisotee la ley de Dios para obedecer una ordenanza humana, recibe la marca de la bestia; acepta el signo de sumisión al poder al cual prefiere obedecer en lugar de obedecer a Dios. La amonestación del cielo dice así: “¡Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su marca en su frente, o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que está preparado sin mezcla alguna en el cáliz de su ira!” Apocalipsis 14:9, 10 (Elena White, El Gran Conflicto, pág. 590)
Sólo me resta decir que gracias a esta experiencia del Corona Virus, estamos viendo que los últimos acontecimientos pueden ser rápidos. Que aquello que parecía una utopia, puede darse de forma rápida y que realmente, “nuestra redención está cerca.” (Lucas 21:28)
Que todo esto nos haga buscar a Dios intensamente. Orar como nunca antes. Preocuparnos por demostrar el amor de Jesús en tiempo de crisis y confiar en la promesas de Dios. Él está con su pueblo.
Maranatha
fw
Noticias – Adventistas
No hay comentarios:
Publicar un comentario